viernes, 13 de julio de 2012

Anécdota del primer amor


Muy lejos estás

La profesora dejó un peculiar trabajo, redactar sobre el primer amor, los siete días de plazo se redujeron a unas horas, y aun no sabía que iba a escribir. Y como saberlo si nunca lo viví.
Dicen que tarde o temprano el amor ha de llegar en el momento menos esperado, pero preciso al fin. Supongo que conmigo se tarda un poquito y la verdad no me preocupo de ello.
Y si hubo una persona especial no pasó de ser una muy bonita amistad, él alumno ya de secundaria y yo acabando mi primaria que empezaba a relacionarme por el Messenger. En búsqueda de contactos terminé agregando al amigo de mi hermano, quien se convirtió pronto también en mi amigo.
Lo que muchos no saben es que siempre me resultó difícil el expresar mis sentimientos y contar sobre mí, pues nunca me gustó mostrarme vulnerable ante la gente, ni siquiera con mi familia. Como me dijeron ayer: soy una caja de secretos, y sí que lo soy. Pero con él nunca tuve esa dificultad; en verdad más sencillo, mostrar mis emociones y sentimientos cuando eran reales y no fingidas, si lloraba no me importaba hacerlo ni decirlo, porque  tenía la seguridad que me escuchaba y siempre tenía las palabras adecuadas para seguir adelante intentando.
La importancia de su amistad empezaba a crecer mucho más en mi y como no hacerlo si con sus bromas y ocurrencias solía sacarme sonrisas a diario, tenía una chispa en sus ojos, en su mirar un poquito de felicidad de la que fácilmente me podía contagiar en mis días tristes.
Pero es imposible que el tiempo permanezca quieto, y los años comenzaron a pasar. Acabó el colegio y viajó a Lima; La amistad seguía pero la comunicación cada vez era más corta. Años después cuando pensaba que ya no iba a saber de él, sucedió lo contrario, fue una grata conversación de horas, poniéndonos al día y a la vez adelantando de lo que sería la vida del otro, por los años que no supimos de nosotros y más por los años que aún habrían de pasar.
Se volvió tan importante que me dolía no poder reír junto a él, lo extrañaba y mucho pese a que había pasado años. Terminé la secundaria, empecé la academia y volvimos a saber de nosotros, conversando de nuevo pero ya no en las tardes, sino en las madrugadas, cuando la ciudad dormía.
Nunca supe quien le dijo o como se enteró. Empecé a verlo de otro modo, no como amigo; y en uno de sus mensajes preguntaba por qué nunca le dije nada de lo que sentía, cuando todavía estábamos cerca y podíamos vernos. Me sorprendí mucho pero no tenía caso dar una respuesta; y un segundo mensaje pedía conversar d ello en 4 meses durante una de sus visitas a Pacasmayo.
Pasó mucho para saber de él y más aún para verlo, 7 años pasaron desde que salió del colegio, el mismo tiempo en que ya no lo volví a ver.
Y si algún día lo veré de nuevo, no lo sé pero en verdad espero que sí, en la calle tal vez aunque para entonces ya resulte extraño; pero verlo al fin.

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